¿Cómo ayudan las esencias florales para las crisis de pánico?
miércoles, 19 junio 2019
por tebach.cl
Presentamos entrevista realizada a la directora de Escuela TEBACH, Teresita Espinoza Woters, quien profundiza sobre las causas de las crisis de pánico y cómo abordarlas desde las particularidades y beneficios de las esencias florales y sus productos.
1.- ¿Qué es una crisis de pánico? ¿Desde cuándo existe como diagnóstico y enfermedad? ¿Le puede dar a niños y ancianos? ¿Es hereditaria?
Las crisis de pánico son una sensación de peligro de muerte que desborda a todo el ser. Siempre han existido las crisis de pánico, pero en los últimos años han aparecido en diferentes partes del mundo como un flagelo invalidante y sin una solución rápida y natural. Para mí no es una enfermedad, sino un efecto físico que obedece a causas emocionales y mentales. Le puede dar a todo tipo de personas, independiente del sexo y de la edad. No es necesariamente hereditaria.
Pertenece al rango de los desequilibrios sicosomáticos. Uno no va a la farmacia y dice me da un remedio para tal miedo, sin embargo, con las Flores de Bach, Esencias Florales de la Cordillera de los Andes, Andessence; Bosque profundo, Desierto florido y Altiplano, entre muchas otras, son una alternativa para abordar y resolver más de 150 miedos diferentes.
2.- ¿Es una enfermedad biológica o emocional?
Es una enfermedad emocional, pero sobre todo mental que repercute en el cuerpo físico. Para la terapia floral toda enfermedad se gesta en la mente, por lo tanto, trabajando en el cuerpo mental desaparece la crisis de pánico.
3.- ¿Se trata de personas vulnerables que no deberían manejar, andar solas en la calle o pueden hacer su vida normal?
Desgraciadamente, la medicina actual ha estigmatizado a las personas con este síndrome, invalidándolas y llenándolas de medicamentos, anulando su fuerza vital y volviéndolas adictas a un bastón casi de por vida.
4.- ¿Cuánto tiempo dura una crisis? ¿Hay alguna hora del día más propensa a sufrirla?
Una crisis puede durar unos pocos segundos, varios minutos, pero con consecuencias psíquicas, físicas, y emocionales devastadoras, vulnerabilizando a quien la sufre. No necesariamente hay una hora, todo depende de la situación. Algunas dan en la noche, otras al levantarse y otras durante determinadas situaciones.
5.- ¿Tiene algún riesgo para la salud sufrirla, afecta al sistema neurológico?
Desde ya que hay riesgos, pues se altera todo el organismo, es una conmoción generalizada del sistema nervioso, es un colapso que altera todos los sistemas del cuerpo, endocrinológicos, nerviosos, musculares (pues dejan a la persona lacia), vitales. Esta situación de alerta extrema puede traer consecuencias cardíacas, parálisis de los músculos, sordera, ceguera, ausencia de la voz.
6.- ¿Cuántas veces se confunde la crisis con ser hipocondríaca o exagerada o hay síntomas evidentes que hablen de una crisis de pánico?
Desgraciadamente la sensación de la crisis de pánico queda grabada en la mente como si fuera un shock o una huella profunda, produciendo una fijación casi obsesiva y volviendo a la persona con rasgos hipocondríacos. Solo aquella persona que ha sufrido esta sensación entiende la naturaleza del problema.
7.- ¿Existe tratamiento? ¿Qué posibilidades hay de sanarse y nunca más tener una crisis de pánico?
La terapia floral ha sido una bendición para muchas personas que viven esta situación. Toda emoción que no se expresa se convierte en un síntoma físico. Si bien, la crisis de pánico no se ve, pero es tan real como si te cortaran un dedo. Las flores han dado una solución clara, práctica y concisa a miles de consultantes.
Desde la terapia floral es necesario que el terapeuta tome en consideración bajar la obsesión de la cabeza, sacar la angustia, parar el descontrol, sacar la fijación de sí mismo y de sus síntomas y darle herramientas para la parálisis frente a las situaciones inesperadas, inocularle valor, desarrollar las fuerzas internas de sanación. Mes a mes el consultante va disminuyendo su hipersensibilidad, devolviéndole su vida normal.
8.- ¿Es verdad que un porcentaje importante de los pacientes tiene el antecedente de haber tenido una experiencia de separación traumática en la infancia, como la separación de los padres o muerte de algún familiar?
Los traumas vividos en la infancia pueden ocasionar bloqueos para la vida. Estos son cadáveres que cargamos a través de la vida en nuestro campo energético, por lo tanto estos emergen frente a ciertos recuerdos ocasionando en algunos casos crisis de pánicos o enfermedades de diferentes índoles.
La crisis de pánico es una consecuencia de un estrés mal curado. La persona ha estado sometida a una presión muy intensa y no ha sabido parar a tiempo, entonces como no sabemos parar, la vida nos para y ¿de qué manera? Con una parálisis energética.
9.- ¿Qué es un trastorno de pánico con agorafobia?
La fobia es un miedo traumatizado. La agorafobia tiene que ver con miedo frente a los espacios abiertos, donde la persona siente que no tiene contención. Es una variación de la claustrofobia, pero frente a los espacios extendidos. El claustrofóbico se siente que se ahoga en ascensor, en una ropa apretada, y esa ansiedad que sienten los estresan produciendo una sensación de pánico.
10.- ¿Cuáles son los síntomas?
Palpitaciones, transpiración, mareos, nudo en el estómago, ganas de vomitar, agitación interior, boca seca, mente en blanco, sensación de peligro de muerte, parálisis interna, corte del flujo energético produciendo angustia y ansiedad. El que la sufre y siente que le viene esa sensación de angustia, se asusta mucho aumentando su nivel de adrenalina.
11.- ¿Qué hacer frente a una crisis?
Lo primero es respirar rítmicamente, aspirar 10 segundos, retener 5 y exhalar 10. Hasta que la agitación del corazón y la mente bajen, pues la concentración en la respiración limpia la cabeza de esos pensamientos indeseados, de esa agitación interna que impide la armonía y la calma.
Hay que moverse, pues hay una inmovilidad total. Moverse conscientemente, subir y bajar los brazos, caminar suavemente.
No dejar la autonomía del cuerpo a las sensaciones, conscientemente como un observador ajeno, observar sus pensamientos, sus sensaciones.
Un paso más: entrar en el pánico conscientemente, no huir de él. De manera de enfrentarlo para curarlo. De un miedo básico ha pasado a una sensación de terror sobredimensionando.
12.- ¿Qué factores pueden facilitar la ocurrencia de una crisis de pánico?
El pánico escénico, que es cuando la persona tiene que pararse frente a un público; el pánico antes de un examen, donde el estudiante se queda en blanco habiendo estudiado; el pánico frente a la autoridad, donde la persona no puede rebatir la imposición y las injusticias; el pánico por control, en el avión o barcos, cuando uno vuela o va en el mar siente que depende de otro y no tiene el control de su propia vida; el pánico por manipulación como una forma de tener cerca a sus seres queridos; después de una infidelidad; el pánico post traumático, como un trauma del nacimiento donde en el momento en que se corta el cordón umbilical y la persona respira por sí misma, se produce una sensación de pánico generalizado creando la personalidad apavorada, la cual se manifestará en diversos momentos de la vida; pánico por un abuso sexual en la niñez, entre otras circunstancias que derivan en crisis de pánico.
La Terapia Floral tiene mucho que decir desde su experiencia y su efectividad, dando al consultante más seguridad en sí mismo, anulando aquellos pensamientos indeseados, recuperando nuevamente la armonía y la paz perdida.
Flores y fórmulas: Menos ansiedad (Fórmula Andessence), Rock Rose (Flores de Bach), Orquídea amarilla, Avellano (Bosque Profundo), Valentía (Déficit Antencional), entre otras.
- Publicado en Notas
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Sanar con Flores: ¡vivamos la Florosofía!
miércoles, 19 junio 2019
por tebach.cl
A continuación reproducimos el contenido de entrevista realizada por Revista Paula- Uruguay, a Teresita Espinoza Woters, Terapeuta Floral, docente, sintonizadora y investigadora de las flores chilenas y sus sistemas.
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MAYO 2019
La medicina natural suma adeptos alrededor del mundo y en Uruguay tampoco nos es ajeno. De ahí que se invitara a la master chilena Teresita Espinoza, fundadora de la Escuela Tebach, para que contara los avances de sus terapias preparadas con plantas de su país.
Las flores del desierto de Atacama, el bosque profundo del sur de Chile, el altiplano del norte y las cumbres de la cordillera de los Andes brindan a la terapeuta chilena Teresita Espinoza la riqueza necesaria para realizar medicinas que se adaptan a las enfermedades de este tiempo. Estudiando flor por flor de cada región, la referente accedió a trescientas nuevas especies curativas con las que trabajar y crear las esencias que facilita a escuelas, hospitales y usuarios afines a su filosofía. Está convencida de que la naturaleza aporta a la humanidad lo indispensable para sanar todos los males, y bajo esta premisa, desde hace veinte años se especializa y brinda conocimientos sobre medicina natural.
Las Flores de Bach fueron su primer amor; es así que los 38 preparados del médico homeópata inglés son la base de sus estudios. Sin embargo, observa que las sociedades modernas sufren nuevas enfermedades, para las que es válido continuar buscando respuestas en las plantas. Fundó entonces la Escuela Tebach, en la que investiga y acerca remedios energéticos, destinados a aliviar el dolor, ampliar el registro consciente y ayudar a evolucionar a cada persona. Las esencias se indican según el temperamento, estado mental, y carácter de cada individuo y mediante su toma prolongada logran despejar velos internos que llevan a la auto observación y a detenerse en uno mismo para ampliar el estado de conocimiento sobre la vida. “Me interesa mostrar cómo las flores funcionan en el día a día; cómo ayudan al ser humano a encontrarse a sí mismo. Hoy la sociedad vive desequilibrios y la gente cree en todo lo que está escrito en vez de buscar su propio camino interior. Me pregunto por qué hay tanta gente infeliz. Hay más medicamentos y más médicos que nunca, pero cada día estamos más enfermos. Tenemos que parar y ver qué está pasando, cómo debemos trabajar la salud y la enfermedad. El fin de las flores es buscar que las personas sean felices, no con información y exigencias, sino encontrándose a sí mismas”. Agrega que las flores no son una moda y que durante muchos años se dijo que trabajan sobre lo emocional, pero que en realidad también actúan en lo psíquico, desde el foco de cómo la mente es capaz de enfermar al cuerpo.
Teresita se especializa en las problemáticas que afectan a niños y jóvenes, por lo que propone utilizar las gotas para casos de bullying –en los que hay que tratar tanto a la víctima como al acosador–, trastornos de déficit atencional e incluso adicciones.
PAULA habló con la especialista durante su visita a Montevideo con motivo de capacitar a terapeutas nacionales en el área de las flores.
–¿Qué lugar tiene hoy la medicina natural?
Teresita: Creo que hoy la medicina natural y la convencional no son caminos paralelos, por lo tanto hay que tener respeto por las dos formas. Ya hace quince años que la OMS sugirió a los gobiernos que incluyeran las terapias complementarias en los hospitales. Hoy en Chile más del 60 por ciento de los pacientes pide tratarse en forma paralela con medicinas alternativas. Por esto, es fundamental que los profesionales de salud se formen también en esta área. A la vez, hay que tener en cuenta que no somos únicamente cuerpos y que no podemos pedir que nos cure siempre otro, el médico o el terapeuta. Tenemos que tener responsabilidad como pacientes y hacernos cargo de porqué nos enfermamos. Desarrollar o no una enfermedad depende de uno.
–¿Cómo es la apertura hacia su técnica en Uruguay?
T: Enorme, creo que todos hablamos el mismo lenguaje. Me toca estar en contacto con profesionales de acá que ven niños empastillados, a los que se les dijo que la única forma de atender su desequilibrio en atención o hiperactividad es mediante la medicina farmacoquímica, y ahora están probando la medicina natural. Debemos evitar caer en los errores que cometieron otros países, como Estados Unidos, que tiene un índice altísimo de medicación en niños. Los profesionales uruguayos se acercan a los cursos a aprender sobre flores para complementar su conocimiento. Por otro lado, acá no están reguladas las medicinas complementarias y el Ministerio tiene que tener la disposición para que se regule la naturopatía, la acupuntura, la homeopatía. En Chile tardamos diez años, pero estamos a punto de lograrlo.
–¿Piensa que tiene que ver en esto la industria química?
T: Sí. Ellos se mueren de la risa. Para ellos todo esto es placebo, aunque vean cambios. ¿Cómo puede ser placebo tanto en los niños como en bebés y en animales? Para ellos es más importante lo sintético. Pero la verdad es que la naturaleza tiene todo lo que el hombre necesita.
–¿Desde qué edad se aconseja el tratamiento con gotas?
T: Siempre digo que se pueden tomar desde antes de ser concebidos, ya que no tienen contraindicaciones de ningún tipo. Las hemos usado con niños en terapia intensiva, por ejemplo, y vemos cómo empiezan a salir adelante. Tampoco hay plazos establecidos. Hay quienes comienzan a tomarlas por un tema específico y cuando lo sanan, las dejan. Mientras que hay otros que las siguen tomando, rescatando áreas de su consciencia que se habían perdido.
–Justamente se especializa en niños.
T: Sí, llevo años trabajando en esa área y hay buenos resultados. Pero no es apretar un botón y sanar; la terapia floral es progresiva, va de menos a más. Es necesaria la continuidad de los padres. Veo que hay niños que no son felices y trabajo ahí, en esos puntos. En los hospitales, en los colegios de condiciones sociales profundas, humildes. Quiero rescatar a esos chicos, más allá del medio en el que viven, quiero que puedan salir adelante. Es un tema que implica tomar responsabilidad y entonces tratar a un ser en forma integral, para que su futuro dependa solo de él. Acabo de estar en Estados Unidos durante un mes y medio y es alarmante la cantidad de chicos que se ven viviendo en la calle. Jóvenes que empezaron con metilfenidato y marihuana, y hoy están en la heroína. ¿Qué va a pasar dentro de diez años con ellos? Lo más fácil es no hacer nada, pero es necesario educar. Es un tema que me preocupa, entonces me ocupa y hoy me especializo en formar terapeutas a los que les importe la humanidad.
–Le tocó atender en distintas catástrofes naturales.
T: Sí. Colaboré con los cubanos cuando atravesaron las consecuencias de dos ciclones seguidos de 8.9 e hicieron fórmulas con mis flores para sanar a los afectados. En ese momento, yo estaba en México y sentí que tenía que hacer algo. Creé una fórmula que se llama Fuerza de vida, con la que la persona empieza a recuperar su equilibrio, su estabilidad, su paz. Otra vez estaba en Chile en 2014, cuando sucedió un ciclón. Allá tengo una red de terapeutas en todo el país y nos pusimos a la orden del Ministerio de Salud. También me pasó frente a catástrofes en Ecuador y México. La gente entra en shock ante estos eventos y no sabe qué hacer, por lo que decidimos darles gotas. Hemos hecho más de 400.000 dosis para la gente. En esos casos también me pregunto quién cuida a los que cuidan. Estoy rodeada de médicos y no médicos, sometidos a un estrés gigante, y no saben cómo calmarse, entonces también hay esencias para ellos.
–En este tratamiento, ¿influye la predisposición con la que uno realiza las tomas?
T: No, las flores no son cuestión de fe. Funcionan más allá de la predisposición de la persona, son un remedio natural. Es más que un medicamento porque a medida que se toman, se empiezan a despejar velos. Entonces la persona comienza a entender que no es víctima de la vida, no deposita ni en Dios, ni en el médico, ni en nadie la capacidad de sanar, sino que empieza a hacerse cargo y a tener la fuerza de curarse a sí mismo. Activan el mecanismo de sanación y ayudan a hacer un nuevo trato con la vida. Consiste en una terapia preventiva que se anticipa a cualquier enfermedad. Siempre digo que los médicos han cometido un gran pecado, hacer creer a la gente que son solo cuerpo, y uno es mucho más que eso.
–¿Qué implica para usted llevar una vida de bienestar?
T: Parar la mente, que es nuestro peor enemigo. Hay un área que nos boicotea constantemente; es esa voz que dice que no valemos nada, que nadie nos va a querer, que nos va a ir mal. Lo primero que hay que hacer es tomar el control y no huir de los pensamientos, sino confrontarlos. Saber qué es lo que estoy sintiendo, si es miedo o ansiedad, para enfrentar a ese monstruo de siete cabezas que dice ´ten cuidado, ten miedo, no te va a salir´. Lo hemos pensado tantas veces, que al final toman la fuerza necesaria para dominarnos. En fin, debemos divertirnos más.
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